Uso en la Teoría de la Justicia Social
Fuente: Hill Collins, Patricia. Intersectionality (Key Concepts). Wiley. Kindle Edition, p. 2.
La interseccionalidad es una forma de entender y analizar la complejidad en el mundo, en la gente, y en las experiencias humanas. Los eventos y condiciones de la vida social y política, así como de uno mismo, pueden raramente ser entendidas como moldeadas por un factor. Éstos son generalmente afectados por muchos factores, de formas diversas y que influyen entre sí. Cuando se trata de desigualdad social, la vida de las personas y la organización del poder en una sociedad determinada se entienden mejor como siendo influenciadas no por un solo eje de división social, sea éste la raza o el género o la clase, pero por muchos ejes que trabajan en conjunto y ejercen influencias entre sí. La interseccionalidad como herramienta analítica da a la gente un mejor acceso a la complejidad del mundo y de sí mismos.
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Fuente: Thompson, Sherwood. Encyclopedia of Diversity and Social Justice. Rowman & Littlefield Publishers. Kindle Edition, p. 435.
Nuestras experiencias del mundo social están moldeadas por nuestra etnia, raza, clase social, identidad de género, orientación sexual, y múltiples otras facetas de estratificación social. Algunas posiciones sociales otorgan privilegio (por ejemplo, ser blanco) mientras que otras oprimen (por ejemplo, ser pobre). Estos variados aspectos de la desigualdad social no operan de manera independiente de los demás; éstos interactúan para crear sistemas interrelacionados de opresión y dominación. El concepto de interseccionalidad se refiere a cómo esos variados aspectos de posición social “intesectan” mutuamente para formar las experiencias vividas de los individuos. El término en sí mismo fue introducido por Kimberlé Crenshaw en 1989, aunque entendimientos interseccionales del mundo social anteceden su trabajo.
Comentario de Nuevos Discursos
La interseccionalidad es un concepto desarrollado por la feminista y teórica racial crítica, Kimberlé Crenshaw. Utiliza el símbolo de una intersección de tráfico vehicular donde alguien – en sus primeros ejemplos, una mujer negra – podía ser impactada por una combinación de sexismo y racismo al mismo tiempo, y esta experiencia sería más compleja que cualquiera de los dos prejuicios por sí solos. De hecho, ella señala que no solo las mujeres negras tienen que lidiar con el racismo por ser negras y con el sexismo por ser mujeres, sino que con los problemas adicionales de otros prejuicios específicos sobre las mujeres negras en particular, y el peso de no saber cuáles de estos ejes posibles de discriminación las están afectando. Por lo tanto, los hombres negros y las mujeres blancas deberían reconocer que ninguna de sus experiencias de racismo o sexismo cubren aquellas de las mujeres negras, cuyas experiencias justifican un análisis particular.
Nosotros inmediatamente reconocemos mérito en esta observación. En un nivel práctico y legal, existía un vacío genuino en discriminación legal, y un análisis “interseccional” en el contexto de la teoría legal fue capaz de señalar ese problema, con la expectativa de crear un camino hacia su corrección. Además, la observación de que un individuo doblemente minorizado experimenta por lo menos tres diferentes caminos posibles en los que podría ser discriminado, y no contaba con vías epistémicas simples para entender y resolver el problema, es algo legítimo y digno de consideración.
Lamentablemente, la interseccionalidad no se quedó en los dominios teóricos y aplicables de la ley, o simplemente como un punto útil para llamar la atención hacia la naturaleza de la discriminación. En lugar de esto, incluyó desde el comienzo el análisis de las dinámicas de poder sistémico concebidas bajo el posmodernismo (tomando prestado bastante de las nociones de poder y saber de Foucault, en particular), y fue propuesta específicamente como un mecanismo para avanzar la política identitaria (de hecho, fue propuesto explícitamente para vincular la política identitaria con la teoría posmoderna, dando lugar a la creación de la disciplina de Justicia Social Crítica contemporánea).
Mientras Crenshaw fue crítica de algunos aspectos del posmodernismo, particularmente su inclinación a deconstruir identidad y opresión, ella también criticó los acercamientos liberales y mantuvo el ethos principal del análisis posmoderno, que es una combinación de escepticismo radical con técnicas deconstructivas (posestructuralistas). A esto añadió teoría crítica y un apoyo explícito a un modelo para la aplicación de una política identitaria basado primeramente en la identidad (ver, también, Nueva Izquierda y liberacionismo negro).
En este sentido, el desarrollo de la interseccionalidad, especialmente en el segundo artículo de Crenshaw sobre el tema, llamado “Mapping the Margins” (Mapeando los Márgenes) de 1991, puede ser considerado un momento trascendental en nuestro giro cultural hacia una política de identidad crítica como un potencial reemplazo para el liberalismo. Aquí, ella abiertamente conceptualiza las categorías raciales socialmente construidas como “negro” y “blanco”, tal como lo hicieron (y lo siguen haciendo) los racistas genuinos, y mientras el liberalismo efectivamente se había erosionado entre aquellas décadas (ver, además, anti-esencialismo y esencialismo estratégico).
La interseccionalidad adoptó y modificó muy rápidamente la epistemología posicional, una afirmación que sostiene que la posición personal (con respecto a las dinámicas de poder sistémico que definen la realidad social y sus interacciones) determina las posibilidades para el(los) conocimiento(s) y el estatus personal como un conocedor, los que a su vez definen instintivamente la relación personal con la dominación y la opresión (ver, también, opresión epistémica y poder-saber). Esto fue Teorizado por la feminista negra Patricia Hill Collins como una “Matriz de Dominación” en su libro fundamental de 1990, Black Feminist Thought (El Pensamiento Feminista Negro).
Desde entonces, el concepto de interseccionalidad ha sido desarrollado para incluir muchas otras identidades consideradas marginalizadas, incluyendo la sexualidad, la identidad de género, las dis/capacidades, el peso, y aún otras divisiones dentro de estas categorías. Así, se ha transformado en algo muy complicado y difícil de abordar, y que a veces se ve como una forma de victimismo competitivo. En un sentido, esto ocurre porque la interseccionalidad es lo que resulta de la aplicación de una teoría crítica de identidad a otra, comenzando por la teoría racial crítica, hasta las teorías críticas del feminismo. Esto permitió que las varias teorías críticas de identidad se problematizaran entre sí, algo que los interseccionalistas llaman “sofisticación”.
Crenshaw ha descrito la interseccionalidad como una “práctica”, algo que no sorprende mucho debido a que ella ató el concepto a la praxis desde el comienzo (ver, además, pedagogía crítica). En la práctica, interseccionalidad significa que, en las palabras de la educadora de la “blancura” crítica Robin DiAngelo, “la posicionalidad debe ser enfrentada constantemente”. Esto significa que uno debe cultivar una consciencia de las varias formas en que las identidades de grupo individuales “intersectan” para otorgar privilegios y crear opresión, y uno debe reconocer esto en todas las situaciones y reflejar (si no actuar) sobre su relevancia en todos los comportamientos, especialmente las interacciones sociales. Esta es considerada una práctica continua para toda la vida que no es negociable. Cabe notar, se requiere reconocer que en todas las interacciones sociales existen dinámicas de poder sistémicas (como racismo, sexismo, heterosexismo, entre otras, según corresponda) que están en juego y deben ser contempladas por el participante dominante en la relación (como es Teorizado, la persona oprimida en la relación ya está consciente de todas las dinámicas de manera automática – ver, además, inocencia blanca).
Términos relacionados
Blanco; Conocimiento(s); Construcción social; Crítico; Deconstrucción; Dis/capacidad; Dominación; Epistemología de la posición; Esencialismo estratégico; Estudios de la blancura; Feminismo; Feminismo negro; Foucaldiano; Género; Identidad; Identidad-primero; Identidad de género; Inocencia blanca; Liberacionismo negro; Liberalismo; Marginalización; Matriz de Dominación; Nueva Izquierda; Opresión; Pedagogía crítica; Poder sistémico; Poder-saber; Política identitaria; Posición; Posmoderno; Posestructuralismo; Praxis; Problematizar; Racismo (sistémico); Raza; Sexismo (sistémico); Sexualidad; Teoría; Teoría crítica; Teoría legal crítica; Teoría racial crítica; Victimismo; Whiteness (“blancura”)
Ejemplos Adicionales
Fuente: Crenshaw, Kimberlé. “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics,” University of Chicago Legal Forum: Vol. 1989, Article 8, p. 140.
Este enfoque en los miembros de los grupos más privilegiados marginaliza a aquellos que están afectados de manera múltiple, y opaca clamores que no se pueden entender como resultantes de fuentes discretas de discriminación. Sugiero incluso que este enfoque en miembros de grupos privilegiados crea un análisis distorsionado del racismo y el sexismo, ya que las concepciones operativas de raza y sexo están arraigadas en experiencias que efectivamente representan sólo un subconjunto de un fenómeno mucho más complicado.
Luego de examinar las manifestaciones doctrinales de este marco con un solo eje, discutiré cómo contribuye a la marginalización de las mujeres Negras en la teoría feminista y en la política anti-racista. Argumento que la mujer Negra está algunas veces excluida de la teoría feminista y el discurso de las políticas anti-racistas porque ambos están predicados en un set de experiencias discreto, que a menudo no refleja de manera adecuada la interacción entre raza y género. Estos problemas de exclusión no pueden ser resueltos simplemente con la inclusión de la mujer Negra dentro de una estructura de análisis ya establecida. Debido a que la experiencia interseccional es más grande que la suma del racismo y el sexismo, cualquier análisis que no toma en cuenta la interseccionalidad no puede abordar la forma particular en que las mujeres Negras son subordinadas de manera suficiente. Por lo tanto, para que la teoría feminista y el discurso de las políticas anti-racistas acojan las experiencias y preocupaciones de las mujeres Negras, todo el marco conceptual que ha sido usado como base para traducir “la experiencia de las mujeres” o “la experiencia Negra” a demandas concretas sobre políticas públicas debe ser repensado y refundido.
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Fuente: Crenshaw, Kimberlé. “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics,” University of Chicago Legal Forum: Vol. 1989, Article 8, p. 149.
Esta aparente contradicción es otra manifestación más de las limitaciones conceptuales de los análisis que usan un solo foco, los que son desafiados por la interseccionalidad. El punto es que las mujeres Negras pueden experimentar discriminación de muchas maneras y que la contradicción nace de nuestras suposiciones que sus aserciones de exclusión deben ser unidireccionales. Consideremos una analogía al tráfico en un cruce, que va y viene en las cuatro direcciones. La discriminación, como el tráfico en una intersección, puede fluir en una dirección y puede fluir en otra. Si un accidente ocurre en una intersección, puede ser causado por automóviles viajando desde cualquier dirección, y, a veces, desde todas. De manera similar, si una mujer Negra es dañada porque está en una intersección, sus heridas podrían ser resultado de discriminación de sexo o discriminación racial.
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Fuente: Crenshaw, Kimberlé. “Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics,” University of Chicago Legal Forum: Vol. 1989, Article 8, pp. 150–151.
DeGraffenreid, Moore y Travenol son manifestaciones doctrinales de una aproximación política y teórica común a la discriminación, que opera para marginalizar a la mujer Negra. Incapaz de entender la importancia de las experiencias interseccionales de la mujer Negra, no solo las cortes, sino que los pensadores feministas y de los derechos civiles han tratado a la mujer Negra de formas que niegan tanto la única multi-complejidad de su situación, como la centralidad de sus experiencias por parte de mujeres y Negros. Las mujeres Negras son vistas, o mucho como mujeres, o mucho como Negros, y la naturaleza compuesta de su experiencia es absorbida por las experiencias colectivas de cada grupo o como una muy diferente, lo que ha significado que la “negrura” o la femineidad de la mujer Negra a ratos ha puesto sus necesidades al margen de las agendas de los liberacionistas Negros o feministas.
Mientras se podría argumentar que esta falla representa una ausencia de voluntad política para incluir a las mujeres Negras, creo que esto refleja una inquietante aceptación que no cuestiona las formas dominantes que utilizamos para pensar en la discriminación. Consideremos primero la definición de discriminación que parece operar en el derecho antidiscriminatorio: La discriminación injusta proviene de la identificación de una clase o categoría específica; o un discriminador identifica esta categoría intencionalmente, o un proceso que de alguna forma deja a todos los miembros de esta categoría en desventaja es adoptado. De acuerdo con la visión dominante, un discriminador trata a todas las personas dentro de una misma categoría de raza o sexo de manera similar. Cualquier variación de experiencia o estadística dentro de este grupo sugiere que, o no se está discriminando en contra del grupo, o que existen intereses que entran en conflicto que derrotan cualquier intento de actuar de manera común. En consecuencia, uno no puede combinar estas categorías de manera general. Raza y sexo, además, pasan a ser significativas sólo cuando operan explícitamente para dejar a las víctimas en desventaja; ya que privilegiar la blancura o la masculinidad está implícito, generalmente esto nunca es percibido.
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Fuente: Crenshaw, Kimberlé. “Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color.” Stanford Law Review, Vol. 43, No. 6, 1991: pp. 1241–1299, pp. 1295–1296.
Este artículo ha presentado la interseccionalidad como una forma de enmarcar las variadas interacciones de raza y género en el contexto de la violencia en contra de mujeres de color. He usado la interseccionalidad como una forma de articular la interacción general entre el racismo y el patriarcado. He usado también la interseccionalidad para describir la posición de las mujeres de color tanto dentro de sistemas de subordinación superpuestos como en los márgenes del feminismo y el anti-racismo. El esfuerzo para politizar la violencia contra las mujeres hará poco para abordar las experiencias de mujeres no blancas hasta que las ramificaciones de la estratificación racial entre las mujeres sean reconocidas. Al mismo tiempo, la agenda anti-racista no será avanzada mediante la supresión de la realidad de la violencia intra-racial en contra de las mujeres de color. El efecto de ambas marginalizaciones es que las mujeres de color no tienen medios disponibles para vincular sus experiencias con aquellas de otras mujeres. Esta sensación de aislamiento multiplica los esfuerzos para politizar la violencia de género dentro de las comunidades de color, y permite que el silencio mortal que rodea a estos asuntos continúe. Quiero sugerir que la interseccionalidad ofrece una forma de mediar en la tensión que se da entre las aserciones de identidades múltiples y la continua necesidad de una política de grupo.
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Fuente: Sensoy, Ozlem, and Robin DiAngelo. Is Everyone Really Equal?: An Introduction to Key Concepts in Social Justice Education, first edition. Teacher’s College Press: New York, 2012, pp. 115–116.
Interseccionalidad es el término que los académicos utilizan para reconocer la realidad donde simultáneamente ocupamos posiciones tanto oprimidas como privilegiadas, y donde estas posiciones intersectan de manera compleja (Collins, 2000; Crenshaw, 1995). Por ejemplo, los Blancos pobres, oprimidos a través del clasismo, son también elevados por su privilegio racial, por lo que ser pobre y Blanco no es la misma experiencia que ser pobre y asiático. Además, debido al sexismo, ser una mujer Blanca pobre creará barreras que un hombre Blanco no tendrá debido al privilegio de género. Sin embargo, mientras la mujer Blanca pobre tendrá que lidiar con sexismo, ella no tendrá que lidiar con el racismo que una mujer pobre asiática tendrá que lidiar. De hecho, el privilegio racial ayudará a una mujer pobre Blanca a sobrellevar la pobreza, por ejemplo, cuando busca trabajo o navegando a través de los servicios como los beneficios sociales y la asistencia médica. Sufrir opresión en un área de la vida social no “cancela” sus privilegios en otra; estas identidades serán más o menos prominentes en distintas situaciones. El desafío es identificar cómo nuestras identidades se comportan en contextos sociales cambiantes.
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Fuente: Sensoy, Ozlem, and Robin DiAngelo. Is Everyone Really Equal?: An Introduction to Key Concepts in Social Justice Education, first edition. Teacher’s College Press: New York, 2012, pp. 135–136.
Las dinámicas de la interseccionalidad son profundamente significativas, y es imposible desarrollar un alfabetismo de justicia social sin una habilidad de enfrentar sus complejidades. Por ejemplo, además de las otras intersecciones de opresión, clasismo y racismo afectan a la comunidad gay; racismo y heterosexismo afectan a las personas con discapacidades; heterosexismo y sexismo afectan a la gente pobre o de la clase trabajadora; heterosexismo y clasismo afectan a la gente de color. En vez de rechazar la posibilidad de que podemos tener cualquier privilegio si experimentamos opresión en alguna parte de nuestras vidas, la aproximación más constructiva involucra trabajar para desenredar estas intersecciones para ver cómo podríamos estar permitiendo la opresión de alguien más.
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Fecha de revisión: 7/19/20