Uso en la Teoría de la Justicia Social
Fuente: Kendi, Ibram X., How To Be an Antiracist (p. 9). Random House. Kindle Edition.
Lo opuesto a “racista” no es “no racista”. Es “anti-racista.” ¿Cuál es la diferencia? Uno promueve la idea de una jerarquía racial, como un racista, o la igualdad racial como un anti-racista. Uno cree que los problemas están arraigados en grupos de gente, como un racista, o localiza la raíz del problema en el poder y las políticas, como un anti-racista. Uno permite que las inequidades raciales perseveren, como un racista, o confronta las desigualdades raciales, como un anti-racista. No existe un espacio seguro en el medio de “no racista”. La aseveración de neutralidad “no racista” es una máscara para el racismo. Esto puede parecer duro, pero es importante que de entrada apliquemos uno de los principios centrales del anti-racismo, que es devolver la palabra “racista” a su uso correcto. “Racista” no es – como afirma Richard Spencer – un término peyorativo. No es la peor palabra en el lenguaje inglés; no es el equivalente de un insulto. Es descriptiva, y la única manera de deshacer el racismo es identificarlo y describirlo constantemente – y luego desmantelarlo.
Comentario de Nuevos Discursos
Esta definición, que no significa simplemente “en contra del racismo”, como uno podía asumir, es un estándar absoluto en la Justicia Social. De hecho, refleja el principio fundamental de la Teoría racial crítica, que postula que el racismo es habitual y penetra todo. Como se ve en el uso de la palabra “inequidades” por Kendi, el anti-racismo debe ser pensado en términos de equidad, no de igualdad.
En la Teoría racial crítica, es simplemente imposible que el racismo esté ausente de cualquier situación. Uno puede ser activamente racista al perpetuar prejuicios raciales y discriminación en contra de gente no blanca y, en particular, de gente negra, o pasivamente racista al no notar estos fenómenos en uno mismo o en otros y no abordarlo. Ambas actitudes son malas. Uno sólo puede ser un anti-racista si nota racismo todo el tiempo en todas las personas y en todas las situaciones, aun cuando no sea aparente (o aun cuando no sea una justa interpretación de la situación – ver, además, lectura cercana y problematizar) y “sacarlo a la luz”. Esto se entiende como tener el efecto de hacer el racismo visible a todos y así posibilitar su desmantelamiento (ver, también, aumento de la consciencia, consciencia crítica, y wokeness).
La identificación del racismo en contra de personas no blancas en cualquier situación es siempre posible, y raramente falsificable, debido a que el acto no tiene que ser intencional o consciente (ver, además, impacto versus intención). Por ejemplo, si un cliente negro y un cliente blanco entran a una tienda al mismo tiempo, y el asistente de ventas blanco se acerca primero al cliente blanco para ayudarlo, esto podría ser identificado como racismo ya que se priorizó la necesidad de la persona blanca (ver, también, centrar). Sin embargo, si el asistente se acerca primero a la persona negra, esto también podría identificarse como racismo, ya que el acercamiento se puede interpretar como desconfianza hacia las personas negras y un rechazo a tenerlos mirando en la tienda sin ser supervisados. La percepción de las motivaciones del propio asistente de ventas es irrelevante, y para ser un anti-racista con consciencia, esa persona debería admitir su racismo y prometer hacerlo mejor.
De hecho, la aproximación anti-racista comenzaría desde esta afirmación, como fue expresada por la educadora racial crítica Robin DiAngelo (autora de La Fragilidad Blanca), “la cuestión no es ‘¿hubo racismo?’ sino que ‘¿cómo se manifestó el racismo en esta situación?’”. Como tal, el racismo del asistente de ventas del ejemplo anterior está completamente asumido – y, más en específico, actúa por debajo y define las interacciones con sus clientes – aunque probablemente esté escondido (ver, también, máscaras). El anti-racismo es el nombre para la práctica que se espera que el vendedor siga, bajo el paradigma de la Justicia Social, para así examinarse a sí mismo de manera crítica, la interacción, sus comportamientos anteriores, sus privilegios, su sociedad y su posicionalidad dentro de ella (así como su relevancia – ver, también, interseccionalidad), y sus motivaciones (incluyendo, especialmente, aquellas que son inconscientes), y encontrar aquel racismo y luego aborrecerlo para así satisfacer la promesa de “hacerlo mejor”. Fallar en hacer esto es visto como una forma de complicidad, y se Teoriza de manera profunda como tal (ver, también, equilibrio blanco, fragilidad blanca, comodidad blanca, inocencia blanca, ignorancia blanca, el contrato racial, anti-blackness (“negrura”), ignorancia activa, ignorancia perniciosa, ignorancia deliberada, falsa conciencia, y dominación internalizada).
Académicos de la Justicia Social, como DiAngelo, indican que el anti-racismo es una “práctica” que requiere un “compromiso de toda la vida a un proceso continuo” para combatir el racismo sistémico (ver, también, praxis). Este proceso espera que las personas reflexionen constantemente sobre las formas en las que ellos (y otros) apoyan o son cómplices de la “blancura”, “anti-negrura”, “racismo”, y “supremacía blanca”, como estos son entendidos desde dentro de la Teoría racial crítica y los estudios de la “blancura”, y se suscriban al activismo social para minimizar sus impactos, incluyendo, como DiAngelo lo ha dicho sobre sí misma, a través del intento de “ser menos blanco”.
El anti-racismo trae consigo un compromiso para aceptar la definición sistémica de racismo, que existe de manera inherente, siempre y en todo lugar, independiente de la intención o si de siquiera existe una sola persona racista en el entendimiento usual. El sistema en sí mismo puede ser “racista” aun si no incluye ningún racista. Un anti-racista tiene la obligación de buscar instancias que confirman la “realidad” sistémica del racismo, internamente, con otros, y en la sociedad y sus varias formas de representación.
Mientras los Teóricos raciales críticos y los educadores como Robin DiAngelo distinguen entre “racismo activo” y “racismo pasivo”, ellos indican (por ejemplo, en ¿Somos Todos Realmente Iguales?) que no es posible ser un anti-racista pasivo. Sólo existe el anti-racismo activo, y ser un anti-racista pasivo significaría, de hecho, ser un racista pasivo. Por lo tanto, el requerimiento de ser un activista, tanto en el sentido reflexivo e introspectivo y en el usual sentido hacia el exterior, es absoluto y no negociable.
Términos relacionados
Anti-blackness (entendida como “negrura”); Aumento de la consciencia; Blanco; Centrar; Comodidad blanca; Complicidad; Consciencia crítica; Contrato racial, el; Crítico; Dominación internalizada; Equidad; Equilibrio blanco; Estudios de la “blancura”; Falsa consciencia; Fragilidad blanca; Ignorancia activa; Ignorancia blanca; Ignorancia perniciosa; Igualdad (ideología de); Ignorancia deliberada; Impacto versus intención; Inocencia blanca; Interseccionalidad; Justicia Social; Lectura cercana; Máscaras; Personas de color; Posición; Praxis; Privilegio; Racismo (sistémico); Sacar a la luz; Sesgo; Sesgo implícito; Supremacía blanca; Teoría; Teoría racial crítica; Whiteness (“blancura”); Woke/Wokeness
Idiomas
Fecha de revisión: 7/21/20