Uso en la Teoría de la Justicia Social
Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, p. 876.
Sabemos qué es la injusticia cuando la sentimos. Relacionarnos productivamente con estos temas debería llamar nuestra atención colectiva a las relaciones entre conocimiento, poder, e identidad personificada, de maneras que desafíen la suposición que los estudiantes poseen por defecto, que el conocimiento está marcado por certeza, universalidad y objetividad.
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Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, pp. 880–881.
Los patrones discursivos asociados con la respuesta epistémica que preserva los privilegios no están marcados, son matizados, y son difíciles de reconocer en clases de filosofía, ya que pasan fácilmente como aproximaciones filosóficas aceptables. Confieso que, en el interés de entender a mis estudiantes y encontrarlos en el medio, a veces he tratado estas respuestas como objeciones a un argumento; pero me siento extremadamente incómoda al hacer eso, ya que al tratar a la ignorancia deliberada como una aproximación crítica, las aguas filosóficas se enturbian. Las salas de clases de filosofía debiesen de ser espacios donde los estudiantes aprendan a aproximarse al material cuidadosa y críticamente, y “¡no me la creo! Creo que se equivoca. ¡Necesita convencerme!” es una respuesta psicológica, y una no muy bien razonada. Tratar a estas respuestas epistémicas que preservan privilegios como una forma de aproximación crítica las valida y permite que circulen más libremente; esto, como diré más adelante, puede ejercer violencia epistémica contra grupos oprimidos. Por estas razones, necesitamos ser claros acerca de las diferencias entre pensamiento crítico, escepticismo saludable, y estas respuestas epistémicas que preservan los privilegios.
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Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, p. 882.
Soy insistente en decir que los relacionamientos filosóficos con temas de justicia social deben monitorear simultáneamente la producción de conocimiento e ignorancia. Enseñar temas de justicia social requiere atención, no solo de las maneras en que los estudiantes absorben los contenidos de una clase, pero también de las estrategias que utilizan para resistirlos.
Comentario de Nuevos Discursos
En la Justicia Social Crítica, especialmente en su Teoría, la idea de aproximación o relacionamiento (entendida como engagement) es muy importante. Brevemente, aproximarse a la Justicia Social Crítica significa una participación activa en, y una concordancia con, los materiales y Teoría de esta disciplina. Esto es, la visión imperante en Justicia Social es que, si uno no está de acuerdo con la Teoría, sus suposiciones o acusaciones, entonces uno debe haber fallado en su relación con ella. Esto proviene de una creencia que establece que un relacionamiento apropiado con el material de la Justicia Social producirá concordancia, y cualquier disonancia debe ser el resultado de varias “movidas defensivas” o una falsa consciencia que se pone el camino de un verdadero entendimiento.
Esta aserción, que sin duda suena extrema, se evidencia al considerar la consistencia con la que aparece en la literatura (ver los ejemplos compartidos, que son una muy pequeña muestra) y el impresionante número de maneras en que es Teorizada (la educadora y filósofa en Justicia Social Alison Bailey se refiere a sus propias contribuciones al análisis de las discrepancias con la Justicia Social – respuestas epistémicas que preservan privilegios (y también, texto-sombra) – como formas de documentar “un nodo particular en esta constelación de respuestas reticentes”. Junto con sus ideas, la resistencia a la Justicia Social es Teorizada bajo varios conceptos que incluyen (pero no se limitan a): complicidad blanca, fragilidad blanca, ignorancia blanca, inocencia blanca, silencio blanco, solidaridad blanca, discurso blanco, discurso de color, el contrato racial, racismo aversivo, posicionarse a uno mismo como un buen blanco, aproximaciones problemáticas a las alianzas/aliados (ver, además, centrar), anti-blackness (entendida como “negrura”), ignorancia activa, ignorancia perniciosa, e ignorancia deliberada. La Teoría además se preocupa de las formas en que el sistema ha sido creado por gente dominante para asegurar y mantener este estado, incluyendo ideas como la injusticia epistémica (ver, también, injusticia testimonial e injusticia hermenéutica), opresión epistémica, y violencia epistémica. Estas ideas ni siquiera tratan sobre los medios mediante los cuales la falsa consciencia crea impedimentos epistémicos similares, incluyendo el dominio internalizado, la opresión internalizada, la misoginia internalizada, y el racismo internalizado. Todos estos son medios con los que la Teoría intenta demostrar o explicar que estar en desacuerdo con la Teoría implica un rechazo a aproximarse a ella de manera apropiada, que es intencional, defensivo, o inconsciente (ver, además, estrés racial, comodidad blanca, y equilibrio blanco). Este es un foco tan profundo dentro de la Teoría, que se puede argumentar que racionalizar el desacuerdo como cualquier cosa, menos como genuino, es una de sus actividades centrales.
En este sentido, no existe aquí un intento de crear un “hombre de paja” (es decir, de caricaturizar el argumento del oponente para botarlo fácilmente, y sin necesidad de abordar el argumento real) sobre lo que está pasando en la Teoría. De hecho, el concepto general es perfectamente comprensible cuando se entiende más claramente lo que significa esta aproximación o relacionamiento en el contexto de la Justicia Social Crítica. Significa una aproximación o relacionamiento crítico. Tomemos esta frase de Alison Bailey, por ejemplo: “Las salas de clases de filosofía debiesen de ser espacios donde los estudiantes aprendan a aproximarse al material cuidadosa y críticamente” (ver más abajo para mayor contexto). Si uno no se percata que la Justicia Social Crítica trata muy insistentemente de distinguir pensamiento crítico de métodos críticos (ver, también, teoría crítica), esta aserción parece inherentemente razonable, pero en Justicia Social Crítica, significa algo muy específico, y algo no enteramente esperado desde fuera de esa cosmovisión. Bailey, de hecho, (en el mismo artículo citado aquí) hace un gran esfuerzo para explicar cómo el pensamiento crítico, como usualmente lo pensamos, es una de las “herramientas del maestro” descritas por la feminista negra Audre Lorde – esto es, parte del mismo sistema de conocimiento que previene que los grupos oprimidos tengan alguna esperanza de igualdad o liberación.
Lo que se quiere decir con relacionamiento crítico – que la Justicia Social Crítica ve como la única aproximación auténtica con sus materiales – es una relación desde una perspectiva que ha adoptado sus suposiciones, imperativos, y necesidades auto-afirmadas. Esto es, la aproximación es sólo considerada auténtica cuando se hace en los términos propuestos por la teoría crítica relevante. Un relacionamiento apropiado con la Justicia Social requiere abordarla desde una posición de consciencia crítica, algo que la Teoría busca producir en las personas (ver, también, wokeness).
Una relación en estos términos, por supuesto, prácticamente garantizará concordancia, ya que la aproximación comienza con una insistencia de que una relación apropiada con la Justicia Social Crítica requiere haber adoptado la mentalidad de la disciplina. (Esto recuerda a ciertos preceptos religiosos que insisten que uno debe tener fe en Dios antes de poder verlo). Así, nos encontramos con Teóricos como Barbara Applebaum, quien escribe: “Uno puede estar en desacuerdo y seguir relacionado con el material, por ejemplo, al hacer preguntas y buscar clarificar y entender. Negaciones, por el otro lado, funcionan como una forma de distanciarse del material y de desestimarlo sin relacionarse con éste.” Sólo buscando entender la perspectiva crítica de mejor manera cuenta como estar en desacuerdo, siempre y cuando se mantenga este relacionamiento.
En la práctica, entender la idea de una aproximación auténtica como relacionamiento crítico – esto es, habiendo adoptado la Teoría antes de aventurarse con una opinión sobre ella – sirve como una barrera impenetrable para desestimar cualquier crítica razonada. Todo lo que uno tiene que hacer es decir que la razón por la que alguien está en desacuerdo es que no entendió la Teoría de manera adecuada, está muy comprometido con sus propios privilegios para considerarla, está cegado por sus privilegios, es muy sesgado para comprender, o no tenía la “stamina racial” para entenderla (ver, además, fragilidad blanca) – o sufre de alguna clase de falsa consciencia que previene a la persona de entender la Teoría correctamente – y el desacuerdo puede ser desestimado como poco informado, deshonesto, y/o superficial. Esto es, de hecho, precisamente lo que la Teoría hace, y lo que es más importante, enseña a los educadores a pensar que es lo que está pasando en sus salas de clases cuando se aproximan a la educación de manera crítica (ver, además, pedagogía crítica).
Términos relacionados
Ignorancia activa; Alianzas/Aliados; Anti-blackness (entendida como “negrura”); Auténtico; Racismo aversivo; Sesgo; Feminismo negro; Centro; Discurso de color; Crítico; Consciencia crítica; Pedagogía Crítica; Teoría Crítica; Dominación; Injusticia epistémica; Opresión epistémica; Violencia epistémica; Igualdad; Falsa consciencia; Buen blanco; Injusticia hermenéutica; Dominio internalizado; Misoginia internalizada; Opresión internalizada; Racismo internalizado; Liberación; Marginalización; Herramientas del maestro; Opresión; Ignorancia perniciosa; Posición; Privilegio; Respuesta epistémica que preserva privilegios; Problemática; Contrato racial; Stamina racial; Texto-sombra; Justicia Social; Sistema, el; Poder sistémico; Injusticia testimonial; Teoría; Comodidad blanca; Complicidad blanca; Equilibrio blanco; Fragilidad blanca; Ignorancia blanca; Inocencia blanca; Silencio blanco; Solidaridad blanca; Discurso blanco; Whiteness (entendida como “blancura”); Ignorancia deliberada; Woke/Wokeness.
Ejemplos Adicionales
Fuente: Applebaum, Barbara. Being White, Being Good: White Complicity, White Moral Responsibility, and Social Justice Pedagogy. Lexington Books, 2010, pp. 42–43.
Investigadores educacionales, especialmente aquellos que estudian cómo los estudiantes blancos se aproximan a la educación sobre la justicia social, han puesto bastante atención a este tipo de negaciones. Actualmente, existe una plétora de estudios que exploran cómo los estudiantes blancos usan maniobras discursivas para resistir el conocimiento de su complicidad. Esta resistencia se expresa de muchas maneras, desde arrebatos emocionales oposicionales en clase, hasta pasividad y silencio. … Estas estrategias retóricas buscan obstruir un acercamiento, y para que las deliberaciones sobre la complicidad de uno en la opresión sistémica sean evitadas. … Lo que se vuelve aparente a lo largo de esta literatura es que la ignorancia blanca no se sostiene solamente con negaciones de complicidad, sino que también autoriza estas negaciones. En efecto, quienes se resisten creen que sólo están discrepando con el material. Consecuentemente, su discrepancia también funciona como una razón “justificada” para desestimarlo y rehusarse a relacionarse con algo que no es compatible con sus creencias.
Uno puede estar en desacuerdo y seguir relacionado con el material, por ejemplo, al hacer preguntas y buscar clarificar y entender. Negaciones, por el otro lado, funcionan como una forma de distanciarse del material y de desestimarlo sin relacionarse con éste. Hytten y Warren explican que esas negaciones estratégicas no sólo están ya disponibles en el sentido de que están socialmente autorizadas, pero también que éstas sirven para proteger el centro, la locación del privilegio. Estas estrategias discursivas de negación son una “manera implícita de resistir relacionamientos críticos con la ‘blancura’”. Cuando los estudiantes blancos, por ejemplo, se rehúsan a reconocer la profundidad de sus privilegios, éstos se reflejan en el mismo cuestionamiento de los hechos sociales que no concuerdan con sus experiencias. Ellos tienen lo que Peggy McIntosh llama el permiso para escapar, y lo que Alice McIntyre identifica como una “elección privilegiada”. En otras palabras, el mero hecho de que ellos puedan cuestionar la existencia de opresión sistémica es una función de su privilegio de elegir ignorar discusiones de opresión sistémica o no.
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Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, pp. 876–877.
Discusiones en la sala de clase sobre raza, género, y sus intersecciones con clase/casta, capacidad, y sexualidad usan experiencias del día a día, con la injusticia como su punto de partida, y, por lo tanto, tienen fuertes dimensiones psicológicas y afectivas. Sabemos qué es la injusticia cuando la sentimos. Relacionarnos productivamente con estos temas debería llamar nuestra atención colectiva a las relaciones entre conocimiento, poder, e identidad personificada, de maneras que desafíen la suposición que los estudiantes poseen por defecto, que el conocimiento está marcado por certeza, universalidad y objetividad.
Las salas de clase son campos de conocimiento disparejo: terrenos disputados donde el conocimiento y la ignorancia son producidos simultáneamente, circulando con igual vigor. Existen constelaciones de resistencias en juego aquí. Grupos dominantes están acostumbrados a tener una “ventaja epistémica de localía”; esto es, estamos acostumbrados a tener conversaciones sobre racismo o sexismo en espacios discursivos donde nuestras percepciones no son cuestionadas. Así, cuando nuestro terreno local epistémico está bajo amenaza, defendemos nuestra posición. Consideremos al estudiante blanco que no está dispuesto a escuchar los testimonios de estudiantes de color acerca de las injusticias diarias que ellos experimentan, y que ve esto como no más que una queja. Miembros de grupos marginalizados también se resisten: nos manifestamos en contra de textos y conversaciones que distorsionan, borran, o no reconocen nuestras experiencias. Consideremos la Latina que elige quedarse callada o saltarse la clase en vez de tener otra conversación sobre raza e inmigración con gente blanca que sólo quiere discutir
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Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, p. 879.
Cuando ideologías como el mito de la meritocracia o su sentido de quiénes son como personas son profundamente agitados, los estudiantes recurrirán a menudo a varios mecanismos de defensa para tratar de mantener orden. En la práctica, esta respuesta epistémica para preservar los privilegios es una familia de tácticas cognitivas, afectivas, no-verbales y discursivas que se usan habitualmente para evitar aproximarnos a ideas que nos amenazan. Esta resistencia, como José Medina señala, ofrece una forma de “auto-protección cognitiva”. Cuando nuestro sentido de nosotros mismos, de identidad de grupo, creencias centrales, y lugar privilegiado en el orden social es desafiado, adoptamos posturas defensivas para resistir lo que percibimos como desestabilizador. Proteger nuestro terreno epistémico requiere que levantemos barreras hechas de opiniones y prejuicios, que son fortificadas con rabia, humillación, culpa, indiferencia, arrogancia, celos, orgullo, y a veces silencio. Estos sentimientos se posicionan en nuestros cuerpos: nuestros corazones laten más rápido, nuestros músculos se aprietan, fruncimos el ceño, y nuestras mentes parlotean. A veces nos cerramos completamente.
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Fuente: DiAngelo, Robin. White Fragility: Why It’s so Hard for White People to Talk about Racism. Beacon Press, 2018, p. 111.
Sin embargo, la gente blanca sí participa en discurso racial bajo condiciones controladas. Notamos las posiciones raciales de “otros raciales” y discutimos esto libremente entre nosotros, aunque a veces de manera codificada. El rehusarse a reconocer directamente este discurso racial resulta en una especie de consciencia dividida que lleva a irracionalidad e incoherencia. Esta negación además garantiza que la desinformación racial que circula en la cultura y que fija los marcos de nuestra perspectiva quedará sin ser examinada. Desconocer continuamente la incomodidad de relaciones raciales auténticas en una cultura en donde la disparidad racial es infundida limita la capacidad de la gente blanca de formar conexiones auténticas, cruzando líneas raciales, y perpetúa un ciclo que mantiene el racismo en pie.
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Fuente: Bailey, Alison. “Tracking Privilege-Preserving Epistemic Pushback in Feminist and Critical Race Philosophy Classes.” Hypatia, 32(4), 2018: 876–892, p. 886.
Los textos-sombra dirigen nuestra atención hacia las formas en que la resistencia epistémica circula durante discusiones en la sala de clases. Uso el término de manera metafórica para llamar la atención al contenido escrito y cognitivo-afectivo hablado de esta resistencia discursiva. La aserción de DeEndré que dice que “¡es mejor hablar sobre violencia íntima hacia la pareja en general!” es un texto-sombra. Su respuesta sigue las lecturas de la misma forma que un detective sigue a una persona sospechosa (“lo sigue como una sombra”). Los buenos detectives siguen a sus sujetos tenazmente sin ser detectados. La palabra “sombra” recuerda la imagen de alguien caminando cerca de alguien más, sin aproximarse. Si Jennifer continúa usando conceptos filosóficos para servir a este rechazo más amplio a entender la historia deshumanizadora de la “palabra-con-n”, entonces, “la mencioné, pero no usé la palabra ‘n—‘” es un texto-sombra. Este tipo de textos pueden ser entendidos como reacciones a contenidos del curso, pero prefiero pensar sobre ellos como siendo utilizados como respuestas profundamente afectivas-cognitivas al material. Estos textos son implementados para proteger a quien lo usa. Cuando una idea o comentario nos hace sentir incómodos, acechamos a esta aserción que ofende, con la intención de monitorear y controlar su circulación.
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Fuente: Applebaum, Barbara. Being White, Being Good: White Complicity, White Moral Responsibility, and Social Justice Pedagogy. Lexington Books, 2010, pp. 3–4.
Este libro será de particular interés para aquellos quienes practican e investigan la pedagogía de la justicia social. Negaciones blancas de complicidad están esparcidas en cursos que enseñan justicia social. No muy distinto de un alemán común y corriente que negó y fue culpable de complicidad con crímenes Nazi, los estudiantes blancos constantemente mezclan complicidad con culpa, la culpa que aparece de una causalidad directa con el daño. Estas nociones de responsabilidad apoyan e invitan a negaciones de complicidad. Los estudiantes blancos creen que están justificados para negar su complicidad porque ellos señalan que no tienen ninguna “mala intención” o “conexión causal” a los daños que causa el racismo sistémico. A menudo, los estudiantes blancos se rehúsan siquiera a aproximarse a la posibilidad de que podrían ser cómplices. La mayoría de los estudiantes blancos se ven a sí mismos como los chicos buenos, y toman la acusación de complicidad como una afronta seria a su ser moral. Ellos perciben su ser moral como si trascendiera su “blancura”. Las negaciones de complicidad son profundas y son mantenidas, como será demostrado, por ciertas concepciones de responsabilidad.
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Fuente: Applebaum, Barbara. Being White, Being Good: White Complicity, White Moral Responsibility, and Social Justice Pedagogy. Lexington Books, 2010, p. 39.
Debido a la ignorancia blanca, la gente blanca es incapaz de entender el mundo racial que ellos mismos crearon. Una de las características significativas de la ignorancia blanca es que involucra no sólo el “no saber”, sino que también el “no saber lo que uno no sabe, y creer que uno sabe.” La ignorancia blanca es una forma de conocimiento blanco. Es un tipo de ignorancia que arrogantemente se hace pasar como conocimiento. En vez de una ausencia de conocimiento, la ignorancia blanca es una forma particular de conocimiento del día a día, o de pensar que uno sabe cómo funciona el mundo social, que está íntimamente ligado a lo que significa ser blanco. Además, esta “ignorancia como conocimiento” está autorizada socialmente. De esta forma, la gente blanca tiende a no dudar cuando desestima y refuta el conocimiento de aquellos que han sido víctimas de injusticias raciales sistémicas, en vez de relacionarse con ellas, pidiendo más información y teniendo la humildad para reconocer lo que no saben.
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Fecha de revisión: 3/26/20