Uso en la Teoría de la Justicia Social
Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 19.
De acuerdo con la propuesta positiva sobre la misoginia que desarrollo en el capítulo 2, deberíamos entender en cambio a la misoginia primeramente como una propiedad de ambientes sociales donde las mujeres tienden a encontrar hostilidad debido a la imposición y vigilancia de normas y expectativas patriarcales – a menudo, aunque no exclusivamente, en tanto que ellas violan la ley y el orden patriarcal. Por lo tanto, la misoginia funciona para imponer y vigilar la subordinación de las mujeres y para mantener la dominación masculina, dentro del contexto de otros sistemas de opresión y vulnerabilidad, dominación y desventaja, que se intersectan, así como también recursos materiales dispares, estructuras sociales que habilitan y restringen, instituciones, mecanismos burocráticos, entre otros.
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Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 20.
Propongo tomar al sexismo como la sección de la ideología patriarcal que justifica y racionaliza un orden social patriarcal, y la misoginia como el sistema que vigila e impone las normas y expectativas que la gobiernan. Por tanto, el sexismo es científico; la misoginia es moralista. Y un orden patriarcal tiene una cualidad hegemónica.
Comentario de Nuevos Discursos
La misoginia puede ser entendida como la subestimación, desagrado, o desconfianza hacia las mujeres específicamente porque son mujeres, y la mayoría de las fuentes dentro de la literatura de la Justicia Social generalmente la aceptan de esta manera. La misoginia ha sido teorizada profundamente por el feminismo, que ve sus expresiones como bastante amplias, aunque muchas de sus preocupaciones son simbólicas en naturaleza. Mientras la misoginia puede ser teorizada como una característica de la sociedad debido a las estadísticas sobre abuso doméstico y otros hechos sobre la violencia en contra de las mujeres, por ejemplo, también es frecuentemente caracterizada en términos de pornografía y lo que la sexualización y la objetificación (o cosificación) sexual hacen con respecto a actitudes hacia y sobre las mujeres, particularmente de los hombres (ver, también, cultura de la violación, mirada masculina, y ambiente sexualmente objetificador).
Como la mayoría de las cosas en la Justicia Social, aquí se hace un punto importante, aunque probablemente se lleva en direcciones que exceden largamente el rango de aplicabilidad de ese punto. Esto es porque, como todas las cosas en la Justicia Social, la misoginia necesita entenderse dentro del contexto de cómo la Teoría (en particular, aquí, la teoría feminista) entiende todo lo que tiene que ver con las mujeres “porque son mujeres”, lo que quiere decir que tienden a verlo en términos de entendimientos sistémicos de sexismo, los que son comúnmente etiquetados con el término “patriarcado” u “orden patriarcal” (ver, además, recompensa patriarcal).
Esto es, en la Justicia Social, el sexismo y la misoginia no ocurren como incidentes aislados perpetrados por agentes sexistas o misóginos individuales (a menudo, pero no siempre hombres – ver, además, misoginia internalizada, sexismo internalizado, falsa consciencia, y aumento de la consciencia), o como ocurrencias aisladas, sino que como incidentes que toman lugar dentro de un todo amplio, habitual, y permanente que permea toda la sociedad tal como lo dictan las dinámicas de poder teorizadas que deben existir entre hombres y mujeres. Esta es la visión típica desarrollada e impulsada dentro de la Teoría.
La filósofa analítica feminista Kate Manne ha llevado el análisis de la misoginia más allá que cualquier otra teórica, de manera más notable en su aclamado libro de 2018, Down Girl: The Logic of Misogyny (Abajo Chica: La Lógica de la Misoginia), en donde ella caracteriza a la misoginia primeramente como una característica sistémica que es la fuerza moralizadora que vigila el supuesto orden patriarcal (que ella meramente asume que existe y que caracteriza a las sociedades democráticas avanzadas contemporáneas). La misoginia es, para Manne, no sólo la que impone el patriarcado en el sentido de hostilidades injustas que las mujeres que buscan operar como agentes “en un mundo de hombres” enfrentan, sino que también la expectativa de que las mujeres deben ser juzgadas con estándares más altos que los hombres en muchas áreas y luego castigadas por no lograr estar a la altura de esos estándares más altos. La misoginia es, además, la expectativa supuestamente poco razonable de que las mujeres pueden ser vistas o tratadas como “dadoras” (ver, además, trabajo emocional).
Para Manne, la misoginia es la “propiedad de ambientes sociales” que mantiene a las mujeres fuera de una sociedad dominada por los hombres (ver, también, masculinismo). Siendo que es una propiedad de ambientes sociales, y no sólo una disposición a veces tomada por ciertas personas – Manne define tendenciosamente el entendimiento usual de la palabra de tal manera que le permite afirmar, mayoritariamente con razón, que la misoginia ya no existe en la sociedad contemporánea fuera de un grupo de ejemplos periféricos y aberrantes que luego ella saca a la luz para justificar sus puntos – ella afirma que nadie dentro de un sistema sexista necesita tener disposición negativa alguna hacia las mujeres para que ese sistema siga exhibiendo misoginia. Esto es, bajo la concepción de misoginia de la Justicia Social, un sistema social completo o sociedad pueden ser vistos como misóginos aun si éstos no contienen personas individuales con actitudes hostiles hacia las mujeres. Esto es algo típico en la Justicia Social Crítica, i.e. sistémica, un pensamiento casi mágico sobre la identidad y los problemas sociales.
Importante de notar, las mujeres también pueden exhibir misoginia (tanto en la concepción de Manne como de forma más general), tanto abiertamente como de manera “internalizada”. En el primer caso, las mujeres podrían estar hablando hacia el orden social masculinista y/o patriarcal y trabajar para mantener la dominación masculina, algo que ellas podrían considerar como natural (ver, también, hegemonía). Esto puede ocurrir (o acusarse de estar ocurriendo) de manera cínica, donde las mujeres buscan la aprobación masculina u otras formas de recompensa patriarcal. En el segundo caso, las mujeres podrían estar sufriendo de un estado de falsa consciencia (y, por tanto, necesitadas de aumentar su consciencia) y necesitadas de ser liberadas de ella (ver, también, consciencia crítica, consciencia feminista, y wokeness).
Términos Relacionados
Ambiente sexualmente objetificador; Aprobación masculina; Aumento de la consciencia; Capacitismo; Clasismo; Consciencia crítica; Consciencia feminista; Crítico; Cultura de la violación; Dominación; Falsa consciencia; Feminismo; Género; Homofobia; Humillar; Identidad; Ideología; Interseccionalidad; Justicia; Justicia Social; Masculinista; Mirada masculina; Misoginia Internalizada; Normatividad; Objetificación; Odio; Opresión; Patriarcado; Poder sistémico; Racismo (sistémico); Recompensa patriarcal; Sexismo (sistémico); Sexismo internalizado; Sistema, el; Teoría; Trabajo emocional; Transfobia; Transmisoginia; Violencia; Woke/Wokeness
Ejemplos Adicionales
Fuente: Sensoy, Ozlem, and Robin DiAngelo. Is Everyone Really Equal?: An Introduction to Key Concepts in Social Justice Education, primera edición. Teacher’s College Press: New York, 2012, p. 90.
Para algunos, puede parecer una exageración conectar la pornografía con los videos musicales y la cultura popular. Sin embargo, consideremos que en 2006 la industria del porno tenía un avalúo de 96 billones de dólares. … Adicionalmente, consideremos que la mayor cantidad de consumidores de pornografía en línea son niños entre las edades de 12 y 17 años. De hecho, muchos sitios web de pornografía se enfocan en niños mediante el uso de nombres populares de personajes de la cultura juvenil, como Pokémon, en sus sitios. Estas técnicas llevan a los niños hacia una exposición temprana.
El porno está extendido en la cultura popular y es una presencia creciente en las vidas de los jóvenes. Aparte de la misoginia (el odio hacia las mujeres) en el porno gonzo, los discursos racistas son extremos y sin paralelos en su degradación de las personas de Color. Aun así, la pornografía está simultáneamente en todas y en ninguna parte, ya que poca gente habla abiertamente sobre su consumo de porno. Por estas razones – entre otras – es crítico que dejemos de lado cualquier incomodidad o apego que podamos sentir personalmente, y pensar profundamente sobre el poder del porno en modelar nuestra sexualidad y en la normalización de la misoginia, el racismo, y el clasismo.
La representación del hombre como dominante, agresivo, y en control del cuerpo de las mujeres cuenta con la representación de las mujeres como sumisas, dando placer, y disponibles para cualquier aspecto del deseo del hombre. Si las narrativas de la pornografía fueran a reconocer a las mujeres como seres humanos con pensamientos, sentimientos, y deseos propios en vez de “perras que sufren” o “putas estúpidas”, la audiencia no podría tolerar el dolor, daño físico, y humillación causados en las mujeres, que son la característica básica del porno gonzo. Sin embargo, con el tiempo, aunque estamos mirando directamente a hombres tratando con brutalidad a mujeres, la ideología del sexismo lo racionaliza como un resultado natural de los roles biológicos, la elección personal, y el deseo mutuo.
En muchos videos musicales, los personajes y tramas son predecibles e incluyen las obligatorias porristas, colegialas, bailarinas exóticas, y prostitutas. Peep shows, clubes y fiestas sexuales son locaciones principales, y dinero es usualmente lanzado hacia los cuerpos semidesnudos de mujeres (la personificación de esta metáfora es el video de la canción “Tip Drill” de Nelly, que lo muestra deslizando una tarjeta de crédito entre las nalgas de una mujer). Las Mujeres de Color son especialmente mal retratadas en estos videos, ya que las mujeres Negras son mayoritariamente retratadas como prostitutas y reducidas a sus “pompas”, y las mujeres Asiáticas y Latinas están virtualmente ausentes.
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Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 21.
[Este análisis de la misoginia] nos permite comprender a la misoginia como una manifestación central y natural de la ideología patriarcal, en lugar de ser un fenómeno relativamente marginal, y no inherentemente político. … Nos permite comprender a la misoginia como un fenómeno social sistemático, al enfocarnos en las reacciones hostiles que las mujeres enfrentan al navegar el mundo social, en vez de las bases psicológicas principales para estas reacciones. Tal hostilidad no necesita tener una base inmediata en las psicologías de los agentes individuales en absoluto. Las instituciones y otros ambientes sociales pueden ser diferencialmente intimidantes, “distantes”, u hostiles hacia las mujeres.…
Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 27.
Presento a la misoginia como un sistema de fuerzas hostiles que en su mayor parte hace sentido desde la perspectiva de una ideología patriarcal, puesto que trabaja para vigilar e imponer el orden patriarcal.
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Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 33.
Creo que la concepción ingenua de misoginia es muy estrecha en algunos aspectos y no enfocada lo suficiente en otros. A pesar de que pienso que es correcto mantener el énfasis en actitudes en la familia de la hostilidad, postulo que los blancos de esta hostilidad deberían ser permitidos de abarcar mujeres en particular, y tipos particulares de mujeres. De otro modo, la misoginia será efectivamente definida para que sea poco frecuente en escenarios patriarcales – los que tomo como su hábitat nativo – dadas ciertas verdades aceptadas sobre la psicología moral de la hostilidad y el odio. La concepción ingenua también falla en dirigirse a la subclase de estas reacciones que creo que merecen ser nuestro foco aquí: aquellos que son producto de la ideología patriarcal. Ya que la misoginia, aunque muchas veces personal en tono, es mejor entendida de manera productiva como un fenómeno político. Específicamente, afirmo que la misoginia debería ser entendida como el sistema que opera dentro de un orden social patriarcal para vigilar e imponer la subordinación de las mujeres y para mantener la dominación masculina. … De acuerdo con la concepción meliorativa feminista de misoginia que yo motivo en este capítulo, y desarrollo apropiadamente en el próximo, la misoginia es primeramente una propiedad de sistemas sociales o ambientes en su totalidad, en donde las mujeres tenderán a enfrentar hostilidad de varios tipos porque son mujeres en un mundo de hombres (i.e., un patriarcado), quienes son determinadas como fallando en estar a la altura de estándares patriarcales (i.e., creencias de la ideología patriarcal que tienen cierta tracción en este ambiente).
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Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 13.
Lo que he intentado hacer en la primera parte del libro es construir lo que podemos concebir como una especie de esqueleto conceptual: un marco general que entiende la misoginia en términos de lo que les hace a las mujeres. Específicamente, afirmo que deberíamos pensar en la misoginia como sirviendo a mantener al orden patriarcal, entendido como un elemento dentro de varios sistemas similares de dominación (incluyendo racismos, xenofobia, clasismo, discriminación por edad, capacitismo, homofobia, transfobia, etc.). La misoginia hace esto al ocasionar consecuencias hostiles o adversas en una cierta clase de niñas o mujeres (más o menos delimitada) para vigilar e imponer normas sociales que se relacionan al género ya sea en teoría (i.e., contenido) o en la práctica (i.e., mecanismos para imponer las normas).
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Fuente: Manne, Kate. Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press, 2018, p. 28.
[La m]isoginia frecuentemente involucra derribos moralistas o la cruel humillación de las mujeres por sus (reales o supuestos) errores morales. La misoginia también somete a las mujeres a lo que he llegado a pensar como un tipo de tiranía de la vulnerabilidad – a través de la identificación de cualquier y toda (supuesta) persona o criatura (supuestamente) más vulnerable en sus alrededores, frente a los que ella podría (de nuevo, supuestamente) actuar de mejor manera, requiriendo que ella los cuide, so pena de arriesgar ser juzgada como desalmada, hasta monstruosa. Mientras tanto, su contraparte masculina podrá proceder a perseguir sus propios “proyectos personales”, como el filósofo moral inglés Bernard Williams los llamó (1981), con relativa impunidad. Ella está, en vista de esto, sujeta a cargas morales injustificadas.Idiomas
Fecha de revisión: 9/24/20