Uso en la Teoría de la Justicia Social
Fuente: Delgado, Richard, and Jean Stefancic (Eds.). Critical Race Theory: An Introduction, third edition. New York University Press, 2001, p. 147.
Falsa consciencia: Fenómeno en donde las personas oprimidas internalizan y se identifican con las actitudes y la ideología de la clase que los controla.
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Fuente: marxists.org/glossary
“Falsa consciencia” se refiere a la ideología dominando la consciencia de los grupos y clases explotados, las cuales al mismo tiempo justifican y perpetúan su explotación.
Comentario de Nuevos Discursos
Falsa consciencia es, generalmente, una forma de pensar, usualmente considerada de alguna manera como impuesta desde el exterior, que previene a las personas de comprender las realidades de sus situaciones sociales y económicas. Esto puede manifestarse en no estar al tanto de cómo uno está siendo oprimido (por ejemplo, ver opresión internalizada) o cómo uno está contribuyendo o manteniendo las estructuras de dominación (ver, además, dominación internalizada). Las teorías críticas de varios tipos existen en parte para cortar a través de la falsa consciencia y despertar una “consciencia crítica” que sí está al tanto de esto y la opresión que mantiene (ver, también, “wokeness” o despertar, aumento de la consciencia, consciencia múltiple, consciencia caleidoscópica, y consciencia feminista).
Actualmente, el concepto de sesgo implícito (a veces, sesgo inconsciente) es tomado como evidencia dura de varias formas de falsa consciencia, lo que lo pone al centro de muchas de las iniciativas, proyectos y afirmaciones de la Justicia Social Crítica. En esencia, la idea de que estamos sesgados inconscientemente a favor o en contra de ciertos grupos identitarios es tomado como evidencia para las afirmaciones paranoicas y cínicas de la Teoría, en gran medida porque la Teoría depende de suposiciones de participación involuntaria en injusticia, que por lo tanto puede ser retratada como sistémica (ver, también, máscaras). A pesar del hecho de que la evidencia para el sesgo implícito es relativamente pobre y que las sugerencias hechas alrededor de esto muestran que parece no funcionar o crear problemas peores, es utilizado de todas formas como una justificación primaria para varias formas de entrenamiento profesional y organizacional, especialmente por el paquete de diversidad, equidad e inclusión de la Justicia Social Crítica.
La idea de falsa consciencia se origina con la filosofía Marxista, donde figura de manera prominente – y se asocia de manera constante, a pesar de que Marx nunca usó el término, y los Marxistas instan a tener cuidado con el concepto – jugando un rol en casi todas las líneas de pensamiento que han contribuido a la actual Teoría de la Justicia Social Crítica. Aparece en todo el pensamiento Marxiano, de manera prominente (aunque de forma diferente) en la Teoría Crítica Neo-Marxista (o Culturalmente Marxista) de la Escuela de Frankfurt (ver, también, hegemonía, ideología, y Nueva Izquierda), aparece en otras formas dentro de las perspectivas postmarxistas como el posmodernismo y la pedagogía crítica, y (por tanto) forma una especie de columna vertebral para la Teoría interseccional contemporánea. En esta encarnación moderna, es raramente llamada “falsa consciencia”, probablemente porque la Teoría interseccional contemporánea tiende a buscar distanciarse del Marxismo (en particular porque no es Marxismo, y surgió específicamente de las críticas a este).
En la teoría Marxista, la falsa consciencia era ampliamente vista como impuesta en la clase trabajadora del proletariado por la burguesía y la clase capitalista, como una forma de mantenerlos inconscientes de la opresión inherente de sus condiciones (mayormente horribles) económicas, sociales y de trabajo. En mayor medida, esto se hace para mantenerlos lo suficientemente contentos para que permanezcan como trabajadores productivos y para prevenir su rebelión. Así, la falsa consciencia era propuesta como una forma específica en que la revolución comunista predicha por Marx estaba siendo prevenida de ocurrir, al menos hasta que el capitalismo llegara a tal punto tardío e intolerable, que una revolución como esa sería inevitable luego de que un cambio masivo en la consciencia lo demandara (ver, también, socialismo). El objetivo de muchos Marxistas era, entonces, elevar una consciencia de clase masiva que haría que el proletariado se diera cuenta de su opresión y los llevara hacia una revolución comunista.
Cuando las ideas específicas del Marxismo comenzaron a mostrarse a sí mismas como fallidas en muchas situaciones durante la primera parte del siglo XX, junto con la aparición del fascismo, la propaganda, y los horrores de las guerras mundiales, el pensamiento Neo-Marxista se alejó del entendimiento más temprano y simple de la falsa consciencia hacia algo más sutil. Los Neo-Marxistas creían que la clase capitalista había saboteado cualquier posibilidad de una revolución comunista al combinar intereses del estado con intereses corporativos de manera magistral, permitiendo así la aparición de una cómoda cultura popular que no solo estaba consciente de su opresión, sino que creía que le gustaba (esto sigue el intento fallido de György Lukács de incitar una revolución comunista en Hungría). El Neo-Marxismo se desarrolló de esta situación y giró su mirada hacia el concepto de hegemonía de Antonio Gramsci – control social por las ideologías dominantes – intentando fusionar el psicoanálisis de Freud con la teoría Marxiana para así proveer explicaciones para estos fenómenos.
Como tal, el entendimiento de la falsa consciencia dejó de ser visto como algo impuesto por la élite en la sociedad y pasó a ser algo que es creado, mantenido, e impuesto de manera cultural, como algo donde todos participamos al adoptar las visiones ideológicas dominantes de las élites, aun sin nuestro conocimiento, mientras las consideramos como la forma correcta de pensar sobre las cosas (ver, también, status quo). Por lo tanto, este entendimiento de la sociedad y la falsa consciencia dentro de ésta llegó a ser conocido como “Marxismo Cultural”. Esta visión dio lugar a la aparición de programas de estudios culturales fundamentalmente críticos, e influenció dramáticamente varias dimensiones de las ciencias sociales emergentes, convirtiéndolas en proyectos de activistas Neo-Marxianos que establecían el cambio de la sociedad (siguiendo a Marx) por sobre su entendimiento (ver, también, teoría crítica y Nueva Izquierda). Esta visión fue por lo tanto altamente influyente en el activismo y la literatura dentro del liberacionismo y el feminismo (ver, además, liberacionismo negro, feminismo negro, y teología de la liberación).
El feminismo, en particular, siempre ha estado extremadamente interesado en el concepto de falsa consciencia y lo ha usado prácticamente desde el comienzo. De hecho, aumentar la consciencia era, en particular, un concepto predominantemente feminista que hablaba de manera poderosa hacia la necesidad de desarrollar una consciencia feminista. Las visiones sobre la falsa consciencia dentro del feminismo han ido desde una directa imposición de la dominación masculina (ver, también, masculinismo) y la subordinación femenina por parte de un patriarcado literal (no enteramente inadmisible en varios puntos de la historia), a una fusión de patriarcado y capitalismo que trata a las mujeres y la femineidad como una mercancía, para así explotarlas (ver, además, femineidad hegemónica), a un entendimiento del patriarcado aún más vago y sistémico, a una visión (aún más vaga) completamente sistémica y constructivista social del sexismo y la misoginia que puede llevar a las mujeres a ser socializadas (con la sociedad lavándoles el cerebro) hacia la subordinación y la marginalización (ver, además, feminismo radical), incluyendo un reconocimiento del sexismo y la misoginia internalizadas que por lo tanto mantiene el patriarcado (ver, además, recompensa patriarcal, aprobación masculina, y recompensa neoliberal). En este sentido, la teoría feminista se apoyó en la epistemología de la posición por un buen tiempo, afirmando que la experiencia de ser una mujer en una cultura patriarcal ofrece un mejor entendimiento del mundo que los hombres podrían tener en una cultura patriarcal.
Dentro del desarrollo postmarxista de la Teoría posmoderna, la falsa consciencia es menos relevante a ese dominio de pensamiento, aunque su presencia aún se puede sentir. Muchos de los Teóricos posmodernos estaban particularmente preocupados con la idea de que la gente común y corriente tiende a elegir las cosas equivocadas para sí mismos, particularmente en la forma de una cultura popular de carácter bajo. Ellos también creían que la sociedad se había convertido en algo crecientemente irreal y misterioso (ver, además, verdad y simulacrum), y esto alienaba a las personas de la realidad. Esto los llevó a ver a la sociedad como estancada dentro de meta-narrativas (que son, en efecto, las expresiones de ideologías generales) de las cuales deberíamos ser radicalmente escépticos. Estas meta-narrativas están atrapadas dentro de regímenes sobre la verdad política (ver, además, episteme) en donde el poder y el conocimiento son inseparables, y, por lo tanto, todo lo que se puede saber es una aplicación de la política (ver, también, biopoder, poder-saber, y Foucaldiano), y bajo el dominio de los discursos poderosos y dominantes que limitan las formas en que somos capaces de pensar, creer, y expresarnos mientras codificamos las dinámicas de poder de aquellos mismos quienes crearon los discursos y sistemas de conocimiento (ver, también, Foucauldiano, Derrideano, falogocentrismo, binario, cultura racial, y conocimiento racial). Por lo tanto, bajo el posmodernismo – una forma de pensamiento post-Marxista – la falsa consciencia se enfrenta a una dimensión de pensamiento y pone en duda no solo si sabemos, sino que si es que podemos saber del todo, y así seríamos inconscientes de que todas nuestras afirmaciones sobre el conocimiento son locales al tiempo en la historia, lugar geográfico, y culturas en las que aparecen. Es decir, creer erróneamente que podemos ser objetivos, o que el conocimiento puede ser universal o libre de valor (ver, también, positivismo y ciencia).
La respuesta posmoderna a este tipo de ultra-falsa consciencia – que ve toda la “consciencia” relacionada al conocimiento como una ilusión – es un recentrado de la experiencia vivida como una forma de conocer. Jean-François Lyotard estaba particularmente interesado en virar nuestro interés fuera de explicaciones amplias para las cosas, y de meta-narrativas (incluyendo la religión, el Marxismo, y la ciencia) para las narrativas locales. Esto llevó, a su vez, a una creencia generalizada de que las historias personales – especialmente cuando están situadas culturalmente, y aun más cuando se habla desde la posición personal (en su relación con el poder sistémico en la sociedad, sobre todo cuando se es oprimido) – constituyen una forma válida de conocimiento que está a la par, o incluso es superior, a aquella de la ciencia (que es tildada de blanca, occidental, Eurocéntrica, masculinista, entre otras, y por lo tanto irremediablemente sesgada), la razón, la evidencia, etc. (ver, además, las herramientas del maestro). Como tal, la Teoría racial crítica ha tomado las contra-historias y el revisionismo histórico como herramientas intencionales mediante las cuales buscan avanzar su teoría (ver, también, Proyecto 1619 y conocedor).
La Justicia Social Crítica, al ser una fusión intencional del Neo-Marxismo (o Marxismo Cultural) con la Teoría posmoderna para el propósito de buscar lograr un entendimiento peculiar de la justicia social (ver, además, equidad) a través de la política identitaria, depende grandemente de nociones de falsa consciencia, y pasa una gran cantidad de tiempo Teorizando sobre ellas. Esto tiene el efecto práctico de crear una Teoría infalsificable e irrevocable que nunca puede estar errada, y con la que no se puede estar en desacuerdo (ver, también, relacionamiento y auténtico).
Conceptos dentro del entendimiento de falsa consciencia de la Justicia Social Crítica cubren toda la gama de varias formas internalizadas de dominación y opresión (capacitismo internalizado, dominación, misoginia, opresión, sexismo, racismo, transfobia, por nombrar algunas). Estos conceptos también incorporan una amplia variedad de ideas relacionadas que buscan explicar por qué los miembros de grupos “minorizados” que no están de acuerdo con la Teoría actúan de esta manera sólo por razones ilegítimas, y que a menudo estas nociones han sido endosadas a ellos por las dinámicas injustas que definen a la sociedad. Estos conceptos incluyen actuar como blanco, ser blanco-adyacente, vivir con una doble consciencia, o buscar una aprobación masculina, una aprobación blanca, una recompensa patriarcal, o una recompensa neoliberal. Estas dinámicas son mantenidas por sistemas de conocimiento injustos, como es Teorizado por conceptos como la injusticia epistémica, la injusticia testimonial, la justicia hermenéutica, la opresión epistémica, y la violencia epistémica. Con todo esto, vemos que la Justicia Social Crítica sigue obsesionada con la falsa consciencia.
En el mismo estilo que la falsa consciencia, una característica central de la Teoría de la Justicia Social Crítica tiene que ver con sostener varias interpretaciones sobre la dominación internalizada. Este proyecto, de hecho, ocupa un rol central en los estudios de la “blancura”, pudiendo ser la ocupación que caracteriza aquel campo de estudio crítico. Los estudios de la “blancura” despliegan una gran cantidad de conceptos que son indicativos de los varios tipos de falsa consciencia que permiten que las personas blancas crean que su dominación es normal, natural, justificada, y que no se necesita tomar en cuenta. Estos conceptos incluyen las varias “ideologías” que la Justicia Social Crítica evalúa, como el liberalismo, la “ceguera al color” (o “colorblindness”), la meritocracia, la naturaleza humana, la igualdad, el individualismo, la objetividad, el universalismo, los buenos viejos tiempos, el progreso, y el crisol de culturas (o “melting pot”). También incluye una variedad de fallas morales de la “blancura”, que se basan en los privilegios, y que incluyen la comodidad blanca, la complicidad blanca, el equilibrio blanco, la fragilidad blanca, la ignorancia blanca, la inocencia blanca, el silencio blanco, la solidaridad blanca, la supremacía blanca, el discurso blanco, las lágrimas de mujer blanca, el contrato racial, el racismo aversivo, los discursos de color, la posición personal como un “buen blanco”, la negación de la necesidad del trabajo anti-racista, ser intrínsicamente anti-negro, la ignorancia activa, la ignorancia perniciosa, la ignorancia deliberada, la respuesta epistémica que preserva los privilegios, la generación de textos-sombra, la negativa a relacionarse, la falta de stamina racial y humildad racial, la incapacidad de soportar estrés racial, entre otros, pudiendo seguir aparentemente sin fin. Todos estos conceptos existen para explicar varias maneras en que las personas blancas, como el grupo dominante, tienen como rasgo de su privilegio blanco una especie de falsa consciencia sobre su rol en la producción, mantenimiento, y participación en la dominación y opresión, sea si lo hacen en serio o no. Nuevamente, la dependencia de la Teoría muestra que la Justicia Social Crítica está ciertamente obsesionada con la falsa consciencia.
Una vez más, el propósito final de enfocarse en la falsa consciencia en la Teoría de la Justicia Social Crítica es que hace a la disciplina infalsificable e irrevocable. No es posible estar en desacuerdo de manera auténtica con la Justicia Social Crítica, y las creencias Teorizadas sobre la falsa consciencia que subyacen son la primera razón del porqué. Debido a que estas acusaciones a menudo traen un poco de verdad – siempre podemos ser más reflexivos y conscientes – estas tienden a ser tomadas mucho más en serio de lo que merecen. Y de esta forma, como se dice, es como te atrapan.
Términos relacionados
Actuar como blanco; Alienación; Anti-blackness (entendida como “negrura”); Anti-racismo; Aprobación blanca; Aprobación masculina; Aumento de la consciencia; Auténtico; Binario; Biopoder; Blanco; Blanco-adyacente; Buen blanco; Buenos viejos tiempos, los; Capacitismo internalizado; Capitalismo; Ceguera al color; Centro; Ciencia; Comodidad blanca; Complicidad blanca; Comunismo; Conocedor; Conocimiento(s); Conocimiento racial; Consciencia caleidoscópica; Consciencia crítica; Consciencia feminista; Consciencia múltiple; Constructivismo social; Contra-historia; Crisol de culturas; Crítico; Cultura racial; Derrideano; Discurso; Discurso blanco; Discurso de color; Diversidad; Doble consciencia; Dominación; Dominación internalizada; Episteme; Epistemología de la posición; Equidad; Equilibrio blanco; Escuela de Frankfurt; Estrés racial; Estructural; Estructuralismo; Estudios de la “blancura”; Eurocentrismo; Experiencia vivida; Explotación; Falogocentrismo; Fascismo; Femineidad hegemónica; Feminismo; Feminismo negro; Formas de conocer; Foucaldiano; Fragilidad blanca; Hegemonía; Herramientas del maestro; Humildad racial; Identidad; Ideología; Ignorancia activa; Ignorancia blanca; Ignorancia deliberada; Ignorancia perniciosa; Igualdad; Inclusión; Individualismo; Injusticia; Injusticia epistémica; Injusticia hermenéutica; Injusticia testimonial; Inocencia blanca; Interseccionalidad; Justicia Social; Lágrimas de mujer blanca; Liberacionismo; Liberacionismo negro; Liberalismo; Libre de valor; Marginalización; Marxiano; Marxismo; Marxismo cultural; Masculinismo; Meritocracia; Meta-narrativa; Minorizar; Misoginia; Misoginia internalizada; Narrativa; Naturaleza humana; Negación; Neo-Marxismo; Normal; Nueva Izquierda; Objetividad; Occidental; Opresión; Opresión epistémica; Opresión internalizada; Patriarcado; Pedagogía crítica; Poder-saber; Poder sistémico; Política identitaria; Posestructuralismo; Posicionalidad; Positivismo; Posmoderno; Post-Marxismo; Privilegio; Privilegio blanco; Progreso; Proyecto 1619; Racismo (sistémico); Racismo aversivo; Racismo internalizado; Recompensa neoliberal; Recompensa patriarcal; Régimen de verdad; Relacionamiento; Respuesta epistémica que preserva los privilegios; Revisionismo; Revolución; Sesgo; Sesgo implícito; Sexismo (sistémico); Sexismo internalizado; Silencio blanco; Simulacrum; Situado; Socialismo; Socialización; Solidaridad blanca; Stamina racial; Status quo; Subordinación; Subversión; Supremacía blanca; Teología de la liberación; Teoría; Teoría crítica; Teoría racial crítica; Texto-sombra; Transfobia internalizada; Universalismo; Verdad; Violencia epistémica; Whiteness (entendida como “Blancura”); Woke/Wokeness
Ejemplos Adicionales
Fuente: Giroux, Henry A. On Critical Pedagogy. Continuum Books, 2011, p. 21.
[La h]istoria ha sido desnudada de su contenido crítico y trascendental y ya no puede proveer a la sociedad con el entendimiento histórico necesario para el desarrollo de una consciencia colectiva crítica. En este prisma, el sentido crítico está arraigado inseparablemente al sentido histórico. En otras palabras, modos de razonar e interpretar desarrollan un sentido crítico agudo al nivel de que prestan atención al flujo de la historia. Cuando el sentido de desarrollo histórico está ausente, la crítica es a veces blindada por el dominio de la necesidad social que desfila con la banderola de las llamadas “leyes naturales”. Este asalto a la sensibilidad histórica no es un asunto menor. Herbert Marcuse afirma que una consecuencia es una forma de falsa consciencia, “la represión de la sociedad en la formación de conceptos . . . una reclusión de la experiencia, una restricción del significado.” En un sentido, entonces, el llamado a ignorar la historia representa un asalto al pensamiento mismo.…
Fuente: Marcuse, Herbert. One-Dimensional Man. 1964, capítulo 6.
Esta transformación de la oposición negativa a una positiva apunta hacia el problema: la organización “equivocada”, al convertirse en totalitaria como justificación interna, refuta las alternativas. Ciertamente es bastante natural, y no parece pedir una explicación en profundidad, que los beneficios tangibles del sistema son considerados como dignos de defender – especialmente en vista de la fuerza repelente del comunismo actual que parece ser la alternativa histórica. Pero es natural solo para un modo de pensamiento y comportamiento que es reacio y quizá hasta incapaz de comprender qué está pasando y por qué está pasando, un modo de pensamiento y comportamiento que es inmune frente a todo menos a la racionalidad establecida. En la medida en que estos corresponden a la realidad dada, pensamiento y comportamiento expresan una falsa consciencia, respondiendo y contribuyendo a la preservación de un orden falso de hechos. Y esta falsa consciencia se ha encarnado en el aparato técnico prevalente que a su vez lo reproduce.
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Fuente: Adams, Glenn, and Phia S. Salter. “They (Color) Blinded Me with Science: Counteracting Coloniality of Knowledge in Hegemonic Psychology.” In Kimberlé Williams Crenshaw, Luke Charles Harris, Daniel Martinez HoSang, and George Lipsitz (eds.) Seeing Race Again: Countering Colorblindness Across the Disciplines. University of California Press, 2019, p. 275.
Una perspectiva que es consciente sobre la raza y que informa muchas contribuciones a esta colección (incluyendo nuestro propio trabajo) es la Teoría Racial Crítica (CRT). Como otros contribuyentes han descrito con mayor autoridad, articulaciones iniciales de la CRT aparecieron por la frustración sobre el descuido del poder racial en los estudios críticos. Las perspectivas convencionales de la literatura crítica a menudo desestiman la consciencia racial como una forma de falsa consciencia asociada con tendencias esencialistas o una particularización que amenazan la solidaridad de los movimientos sociales. Como respuesta, los partidarios de la CRT postulan que una consciencia racial es una herramienta necesaria para iluminar la base de las formaciones del conocimiento hegemónico en las perspectivas epistémicas asociadas con el poder racial Blanco. En vez de la aplicación de una teoría crítica que ya favorece a los blancos a un subconjunto de fenómenos con conexiones obvias a relaciones raciales, las perspectivas de la CRT consideran el rango completo de fenómenos a través de una lente analítica que recalca el poder racial.
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Fecha de revisión: 9/23/20